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Una joven universitaria venezolana de 18 años, en lugar de ir a clases, se escapa al parque para mirar a otros chicos jugar. No es la primera vez que falta a la universidad, ya que en otras ocasiones se queda en casa viendo porno y masturbándose, deseando ser follada porque aún es virgen. 
 
Esa tarde, mientras mira a los chicos, un hombre moreno que siempre anda por el parque cazando chicas, la ve sola en una banca. Se le acerca y, con la amenaza de acusarla ante su directora, la convence para ir a su departamento. 
 
Una vez allí, el hombre la folla duro, destrozando su estrecha y virgen vagina, cumpliendo los deseos de la joven que fantaseaba con ese momento.
Marina Gold y su hermanastro, Daniel, habían crecido juntos desde que sus padres se casaron hace unos años, pero siempre habían mantenido una relación distante. Sin embargo, esa distancia comenzó a desvanecerse una noche, cuando, después de una cena tranquila, ella se fue a su habitación. Daniel no se esperaba lo que sucedería a continuación. Marina, con la mirada fija en él, lo llamó desde la puerta de su habitación, con una expresión que no había visto antes. Ella le confesó que lo había estado espiando mientras se duchaba, observándolo tras la rendija de la puerta. Su voz temblaba entre la vergüenza y la sensualidad. 
 
Daniel, incrédulo y sorprendido, no supo qué responder al principio. Nunca había pensado en Marina de esa forma, pero al escuchar su confesión, algo dentro de él cambió. Su mente se llenó de imágenes de esas noches en las que él pensaba que estaba solo, bajo el agua caliente, mientras ella lo observaba en silencio. La tensión sexual en la habitación se hizo palpable, y aunque ambos sabían que lo que sucedía no era correcto, una atracción inevitable comenzaba a nacer entre ellos. Ella con una sonrisa coqueta le mostró uno de sus juguetes sexuales favoritos, un dildo enorme y grueso. 
 
Marina, ahora a pocos centímetros de él, habló en susurros. “Quería satisfacer mis ganas de ti con este juguete”, le dijo, y en ese momento, Daniel sintió un deseo arrollador que jamás había experimentado por ella. El roce de sus manos al encontrarse fue suficiente para encender el fuego de la pasión que ambos habían reprimido por tanto tiempo. Aunque sabían que lo que hacían debía quedarse en la sombra, en ese instante, poco les importó hacer ruido cogiendo como si lo hubieran contenido por meses.
Wandamaloo, una psicóloga de 27 años, con una elegancia y sensualidad natural, solía atraer miradas, aunque siempre se mantuvo profesional. Ese día, con su ajustado vestido rojo que resaltaba su figura esbelta y su largo cabello negro cayendo en su redondo culo, se encontraba atendiendo a uno de sus pacientes más recientes, Javier, un joven que acudía a ella en busca de ayuda. Durante la sesión, Javier confesó tener problemas con su pareja debido a su alto libido, algo que estaba afectando la dinámica en su relación. A medida que hablaba, la sala se llenaba de una palpable excitación. Wandamaloo, escuchando con atención, mantenía su compostura, pero también notaba cómo la conversación se volvía cada vez más íntima. 
 
A medida que la sesión avanzaba, la calentura entre ellos empezó a convertirse en miradas de complicidad. Javier, con cierto nerviosismo, mencionó cómo su pareja no podía satisfacer sus necesidades, lo que lo hacía sentir insatisfecho. Wandamaloo, en su intento de ser comprensiva y profesional, se encontraba lidiando con un conflicto interno. Sabía que como psicóloga, su papel era mantener la distancia, pero la intensidad del momento, combinada con la confesión de Javier, comenzó a sobrepasar los límites. Sin planearlo, la cercanía emocional se tornó física. 
 
En un impulso casi inevitable, Javier se acercó a ella, y Wandamaloo, por un instante, dejó de lado sus propias barreras. En un momento de excitación compartida, ambos se dejaron llevar por la tensión que había crecido entre ellos. Sus labios se encontraron en un beso cargado de pasión y deseo, rompiendo la línea entre paciente y psicóloga. Tras el beso, empezó un delicioso y morboso sexo oral, comprobando que el paciente tenía una enorme erección.
Una chica latina de cuerpo delgado pero con un culo redondo está jugando voleibol sola en el parque, mientras un tipo la observa y graba sin que lo note. Él la mira con morbo y después de un rato decide acercarse para proponerle algo subido de tono, le ofrece dinero para que le muestre su cuerpo en público, ya que tiene un fetiche con el exhibicionismo. 
 
La chica se sorprende al verlo, porque es un hombre negro muy alto. Al principio rechaza su oferta, pero al final no puede resistir la cantidad de dinero. Así que acepta enseñarle su trasero y sus tetas en el parque antes de irse con él a su casa. 
 
Una vez en su casa, todo se vuelve puro desenfreno. La chica se luce, montándose con ganas y disfrutando del sexo salvaje. Al final, termina dominando al tipo, dejándolo completamente rendido.
Reynell, un joven lleno de curiosidad por el mundo y con una pasión creciente por el idioma ruso, había decidido emprender un nuevo desafío en su vida, aprender ruso y, eventualmente, viajar a Rusia. Estaba fascinado no solo por la cultura, sino también por las mujeres rusas, cuya belleza y sensualidad lo tenían completamente cautivado. Tras buscar durante semanas, finalmente encontró a una profesora ideal para sus clases privadas: Emily, una rubia de buenos atributos físicos, sensual y coqueta, con años de experiencia enseñando el idioma. Todo parecía alinearse perfectamente, y con determinación, Reynell se inscribió para comenzar sus lecciones. 
 
El día que Reynell fue a casa de Emily para su primera clase privada, algo más allá del simple aprendizaje comenzó a desarrollarse. Mientras repasaban las complejidades de la pronunciación rusa, la atmósfera se volvió densa y cargada de una energía que ninguno de los dos podía ignorar. La cercanía física al revisar las frases, los pequeños roces de manos al pasar las hojas del libro, y las miradas que se prolongaban más de lo necesario crearon una sensación que los envolvía en un espacio más íntimo de lo esperado. 
 
Cuando la clase estaba por terminar, el ambiente ya no podía sostener más esa tensión. Con el pretexto de revisar una frase más de cerca, ambos se acercaron y en un instante, sus labios se encontraron en un beso que parecía inevitable. Lo que había comenzado como una simple lección de ruso se había transformado en carias, besos y el fuerte deseo de ir quitándose la ropa. Cuando Reynell terminó desnudándose ante la rusa, no dudó en besar entre las piernas de la rubia, aumentando más las ganas que ambos tenían de terminar cogiendo en el sofá.
En la noche de San Valentín, Franco y Reynell se preparaban para una noche tranquila en casa. Decidieron ver una película romántica y disfrutar de la compañía del otro. Sin embargo, en la misma casa, Angela, la sensual compañera de piel morena y grandes tetas, estaba pasando por una situación muy diferente. Su novio la había dejado plantada ese día, y la tristeza mezclada con frustración la llevó a buscar consuelo. Cuando Reynell se dirigió a su habitación para buscar algo, Angela, vestida de manera provocativa, aprovechó la oportunidad para coquetear con él. Entre miradas intensas, Reynell, sintiéndose atraído, confesó su bisexualidad, revelando que siempre había sentido un gusto por ella. En un momento de debilidad, ella decidió hacer un buen sexo oral a Reynell quien tenía un lazo en la erección, que simulaba se un regalo. Reynell, aunque tentado, decidió detenerse, recordando su amor por Franco y rechazando suavemente a Angela.  
  
Tras este tenso intercambio, Reynell salió de la habitación con un aire pensativo, dirigiéndose a la cocina para preparar palomitas. Angela, aún con las emociones revueltas, no se quedó quieta. Decidió unirse a ellos en la sala para ver la película, pero esta vez, su atención se centró en Franco. Sentándose cerca de él en el sofá, comenzó a coquetear sutilmente, dejando que su mano rozara la entrepierna de él y lanzándole miradas cargadas de intención. Franco, inicialmente sorprendido, no pudo evitar sentirse incómodo pero también curioso ante la actitud de Angela. Sin embargo, mantuvo su postura, respetando la relación con Reynell, aunque sus pensamientos comenzaban a tambalearse.  
  
Cuando Reynell volvió de la cocina, con las palomitas en las manos, notó de inmediato la cercanía entre Franco y Angela. La tensión sexual en la habitación  era notable. La traviesa morena aprovechó en tener a cada hombre lado, para poder masturbar a cada uno mientras miraban concentrados la película. Sintiéndose ya demasiado excitados, Franco y Reynell subieron a la habitación, seguidos por Angela quien tuvo sexo con ambos. Terminando por tener un caliente trío interracial.
Camila X, es una joven brasileña pelirroja de culo blanco, una brasilera con un cuerpo muy exitante, sus gruesas piernas son muy atrayentes. En esta ocacion, ella se encuentra acostada en su habitación casi desnuda despues de haberse masturbado toda la tarde, ella es adicta al sexo y le gusta experemientar cosas nuevas.        
          
Cuando Camila se encontraba acostada, entra su hermanastro un moreno alto y de verga muy grande, el tiene la fantasia de cogerla a su hermanastra, desde el primer dia que la conoció le tenía ganas de ver cómo se abría ese rosado ano , con su verga toda dura y negra, muy aparte de eso quería grabarla para subir el video a internet, hacerla famosa a su hermanastra, para que todos la vean como gime de placer y se atora con toda su verga bien erecta.  
  
A esta putita atrevida le encanta el sexo y no es para menos, puesto que con tan hermoso culo no podría hacer otra cosa más que darle buen uso. Eso es exactamente lo que hace en este video, nos dedica las mejores poses y gemidos dando los mejores saltos, comiéndose la verga de su hombre y siendo la mejor putita.
Vicky, una mujer de curvas sensuales y pechos generosos, se encontraba en una estación de autobuses, con una lata de refresco en la mano. Recién había salido de una fiesta que la había dejado agotada, y solo pensaba en llegar a casa, quitarse la ropa y caer en la cama. Distraídas por la música que aún resonaba en su mente llega un hombre alto y atlético, de piel morena, se acercó lentamente. Se presentó como Reynell, rompiendo el silencio con una sonrisa confiada y comentarios casuales. Al principio, Vicky se mantuvo seria, casi desinteresada, pero algo en la seguridad de Reynell la hizo bajar la guardia poco a poco. 
 
Conforme la conversación avanzaba, Vicky se fue sintiendo más cómoda. Sus risas surgían de manera natural y Reynell no solo era atractivo, sino que su manera de hablar la envolvía, haciéndola olvidar por momentos que estaba en una estación esperando un autobús que parecía tardar eternamente. La chispa entre ambos era innegable, y cuando él le sugirió que continuaran la plática en su departamento, Vicky dudó solo un segundo antes de aceptar, guiada por una mezcla de curiosidad y deseo. Subieron juntos al coche de Reynell, mientras el aire entre ellos se volvía cada vez más cargado de una tensión sutil pero creciente. 
 
Al llegar al departamento, Vicky se quitó los zapatos, sintiendo por fin el alivio que tanto había deseado, mientras Reynell, desde la cocina, le ofrecía una copa de agua. Entre miradas cómplices, ambos se fueron acercando hasta que ya no hubo más palabras. Reynell la tomó suavemente por la cintura, y sin mediar palabra, sus labios se encontraron en un beso profundo y apasionado. Ella en un acto de complicidad se puso de rodillas para darle besos en la erección, terminando en una buena mamada. Lo que había comenzado como una simple charla en una estación de bus culminó en una noche donde el deseo entre ambos se desató sin contención.
Un hombre de 60 llamó a su vecino joven, un tipo atlético de 20, para que le ayudara con unos arreglos en la casa. El chico aceptó sin pensarlo, siempre listo para ayudar. Mientras revisaban, el viejo le dijo que tenía que salir y lo dejó solo, sin imaginar lo que iba a pasar luego. 
 
El joven, sin apuro, seguía revisando cuando escuchó a Marina, la chica caliente que vivía allí, en su cuarto estudiando. No pudo evitar acercarse y, al asomarse, la vio concentrada en sus libros. Marina le sonrió, y él se quedó quieto, sintiendo cómo la tensión sexual empezaba a subir entre los dos. 
 
Marina, notando la situación, le preguntó algo sobre lo que estudiaba, que curiosamente era sobre reproducción. El tipo empezó a explicarle, pero la charla se fue volviendo más caliente hasta que dejaron de hablar y se tocaron. Lo que empezó como una conversación terminó en una explosión de deseo, con ambos disfrutando del momento como si hubieran estado esperando eso desde siempre.
Una chica voluptuosa y apasionada soñaba constantemente con un ente misterioso, quien le había otorgado el mejor orgasmo de su vida. Su deseo por revivir esa experiencia la llevaba a tocarse sin parar, anhelando que él regresara. Finalmente, el ente, conocido como el Conde Fiu, volvió, dispuesto a darle una vez más el placer más intenso que ella había experimentado. 
 
El Conde Fiu llegó para consumar el deseo carnal que ambos compartían, y juntos se entregaron a una pasión desenfrenada. La mujer, consciente de las posibles consecuencias, sabía que entregarse de nuevo podría condenarla al infierno, pero el placer que sentía la hacía pensar que valía la pena. A pesar de ese riesgo, no podía resistir la tentación de vivir el mejor sexo de su vida nuevamente. 
 
El encuentro se desarrolló con una intensidad inigualable, mientras la mujer se preguntaba si alcanzaría el orgasmo que tanto había deseado. La duda sobre el futuro de su relación con el Conde persistía: ¿seguirían juntos, consumidos por el deseo día y noche para siempre? O, por el contrario, ¿sería este encuentro una condena eterna o una liberación en la búsqueda de placer absoluto?
En las bulliciosas calles del barrio de La Boca, en Buenos Aires, Yani Miranda caminaba con confianza, atrayendo miradas con su figura exuberante y sus leggings ajustados que dejaban poco a la imaginación. Era una turra conocida por su estilo provocador y guardaba un secreto íntimo mientras paseaba por las coloridas calles turísticas. Su andar, lleno de sensualidad, despertaba curiosidad y deseo en aquellos que la veían, sin que ellos sospecharan lo que realmente ocultaba su apariencia atrevida. 
 
Un día, un fotógrafo que exploraba la zona capturando la esencia vibrante del lugar se cruzó con Yani. Ella, deseosa de convertirse en una reconocida modelo, vio en él una oportunidad para lograrlo. Seducido por su presencia llamativa, el fotógrafo le propuso una sesión de fotos. Aceptó con entusiasmo, y juntos se dirigieron al estudio, donde la confianza de Yani la llevó a desnudarse lentamente, sorprendiendo al fotógrafo con su audacia y seguridad. 
 
A medida que el fotógrafo ajustaba el ángulo de sus tomas, se percató de algo inesperado: Yani llevaba un plug incrustado en su trasero. La sorpresa lo dejó paralizado solo por un instante antes de que, incapaz de contenerse, abandonara su cámara y sucumbiera a la atracción física desbordante del momento. Lo que comenzó como una sesión de fotos terminó en un arrebato de pasión incontrolable entre ambos, marcando el desenlace de un encuentro lleno de deseo y provocación.
Vivir con tu hermanastra siempre ha sido un desafío. Mientras tú te encargas de las labores del hogar, ella se queda de brazos cruzados, recibiendo toda la atención y el favoritismo de tu padrastro. No solo eso, sino que aprovecha cualquier oportunidad para humillarte y menospreciarte. Cansado de esa injusta situación, decides enfrentarla un día, antes de que salga con su pareja, buscando aclarar las cosas y hacerle frente a su actitud dominante. 
 
Sin embargo, lo que descubres al llegar a la sala te deja impactado: tu hermanastra está tocándose sin pudor alguno en pleno centro del lugar. Aunque ya tenías sospechas sobre su comportamiento, verlo te confirma tus dudas. La imagen te genera una mezcla de confusión y enojo, y sientes que algo debe cambiar en esa dinámica desigual en la que ella siempre parece tener el control y la protección. 
 
Confrontarla ya no parece suficiente. En tu mente, piensas que ahora ella deberá enfrentar las consecuencias de su comportamiento, y solo hay dos caminos: aceptar su culpa o buscar una forma de hacer que guardes silencio.
Jessica Osorio se levantó temprano, decidida a preparar el desayuno antes de que su compañero de apartamento despertara. La cocina pequeña del apartamento en Bogotá siempre tenía un aire cálido. Justo cuando sacaba los huevos y el pan, escuchó pasos detrás de ella. Era Sebastián, su roomate, un hombre atlético y lleno de tatuajes que, a pesar de su apariencia ruda, siempre tenía una sonrisa despreocupada. "¿Te ayudo?", preguntó él con una voz grave, acercándose demasiado. Jessica, intentando mantener la compostura, asintió y le hizo un espacio en la estrecha encimera. 
 
A medida que cocinaban juntos, la distancia entre sus cuerpos se volvía cada vez más reducida. Sus manos se rozaban mientras él alcanzaba los platos, y el calor que desprendía su cuerpo era innegable. Jessica sentía cómo su corazón comenzaba a acelerarse, y cada vez que sus cuerpos se encontraban, parecía que el aire se volvía más denso. Él la miraba con un deseo que la desconcertaba y, cuando sus cuerpos se tocaron nuevamente al pasarle una taza, ella no pudo evitar sonrojarse. "Perdón", murmuró, pero Sebastián solo sonrió, acercándose un poco más, su pecho casi rozando la espalda de Jessica. 
 
Ya no había pretextos para moverse. En un impulso, Sebastián la tomó suavemente por la cintura frotándose contra ellal. Sin mediar palabras, sus labios se encontraron en un beso apasionado, lleno de esa tensión que ambos habían contenido por tanto tiempo. La cocina, el desayuno y todo lo demás desaparecieron en ese instante, y solo quedaron ellos dos, perdidos en la intensidad del momento, besándose el sexo el uno al otro.
Una mujer madura decidió reunirse con su amiga en el parque, pero mientras esperaba, un joven misterioso se le acercó. Ella lo rechazó inicialmente, considerando su juventud, pero el chico persistió y le propuso salir a comer. Tras un rato de espera y al ver que su amiga no llegaba, la mujer reconsideró su decisión y aceptó acompañarlo, sin mucho que hacer en la tarde. 
 
El joven llevó a la mujer a su departamento, donde comenzaron a conversar. Él la elogiaba por cómo se conservaba a pesar de su edad, lo que la hizo sentir halagada. Sin embargo, la atmósfera se tornó intensa con el calor del verano; las manos del joven comenzaron a inquietarse y a acariciar el cuello de la mujer, revelando sus intenciones. Poco a poco, ella se dejó llevar por la atracción y el ambiente cálido que los rodeaba. 
 
A medida que la seducción aumentaba, la mujer se entregó a la pasión del momento. Las barreras que había levantado comenzaron a desvanecerse, y ambos se dejaron llevar por el deseo. El encuentro culminó en una experiencia de placer y conexión, donde el calor de sus cuerpos se unió en una danza de deseo y satisfacción, marcando un giro inesperado en su tarde.
Un hombre había invitado a una chica a su casa con la excusa de mostrarle su nuevo juguete , sabiendo que a ella le encantaban los juguetes. Además, mencionó que le gustaría enseñarle su estudio fotográfico, ya que sabía de su interés en el arte visual. Cuando llegaron a la casa, después de buscar el juguete sin éxito, él notó su decepción y, para cambiar el tono del momento, se ofreció a hacerle una sesión de fotos. Le propuso algo diferente y más atrevido, una sesión en lencería, que él podría fotografiar en su habitación para ambientar mejor el estilo de las imágenes. 
 
Ella, intrigada por la propuesta y confiando en él, aceptó la idea. El ambiente en la habitación cambió de inmediato cuando ella comenzó a prepararse para la sesión, mientras él ajustaba la cámara y las luces. A medida que la cámara capturaba su figura, ambos se dieron cuenta de que el juego de la fotografía iba mucho más allá de lo artístico. La cercanía, las miradas que compartían entre cada clic de la cámara y el suave murmullo de las indicaciones que él le daba, fueron creando una atmósfera densa de deseo. Cada pose que ella tomaba frente a él aumentaba la tensión sensual entre ambos, hasta que las fotografías dejaron de ser el centro de atención y le deseo que compartían se hizo imposible de ignorar. 
 
En medio de la sesión, él se acercó a ajustar un detalle en su pose, pero la cercanía fue suficiente para que el deseo latente explotara. Sus cuerpos estaban demasiado cerca, las respiraciones entrecortadas, y finalmente, la inevitable tensión se liberó cuando sus labios se encontraron en un beso profundo, cargándola en brazos el caliente fotógrafo la comenzó a besar con pasión, quitándole la ropa para así darle el mejor sexo oral, seguido de una firmes y bruscas embestidas en su ajustado coñito.
La colombiana Wanda Maloo se encuentra en la ciudad de Lima, ella estaba esperando a unas amigas para salir de compras, pero no le respondían el teléfono. Wanda totalmente asustada, no sabe a donde ir, pero misteriosamente se le acerca un sospechoso sujeto que le ofrece ayuda, Wanda un poco tímida al inicio le acepta la conversación, mientras se cubre las grandes tetas que tiene al misterioso sujeto impresionado, poco le importa parecer evidente delante de Wanda, y le propone ayudarla y de todas maneras llevarla a su departamento.      
    
Este sujeto le platica que esa zona donde ella se encuentra es muy peligrosa, llega a convencer a Wanda llevándosela a su departamento, una vez ambos estuvieron ahí, él pudo notar lo sensual que era la colombiana, con su perfecto par de tetas escondidas en su pequeño top y un culo espectacular que luce hermoso en ese par de shorts blancos. 
 
Él empieza a cortejarla y a ser servicial hasta contarle la verdad acerca de él, ya que él es un actor de cine para adultos y ella llega a darse cuenta de que él tiene cámaras ocultas grabando todo desde que ella entró diciéndole que tiene pensado grabar una porno con ella y la trajo a su casa, él empieza sacarse la verga y a metérsela a Wanda y a follársela de manera fuerte.
En las calles de Barranco una venezolana madura llamada Jennifer Naranjo está en busca de los utiles escolares para su hijastra al entrar a todas las ferias escolares vio que los sutiles estaban ahora demasiado caros, por lo cual al ver que su presupuesto no alcanzaba para lo que se tenía que comprar, sale de manera furiosa de la feria, llamando a su marido furioso, no obstante un sujeto moreno observándola desde hace muy buen rato empezó a seguirla      
     
Ella al llegar a un parque se sentó furiosa a hablar con su marido pidiéndole dinero para poder comprar lo restante, sin embargo, un sujeto se acerca a ella proponiéndole ayuda económica, pero ella se siente desconfiada por la propuesta que el sujeto le hizo a ella lo cual ella por lo desesperada que esta, le acepta la ayuda al muchacho cuál él la lleva a su casa para poder darle el dinero, al momento de llegar él le revela que es productor porno y quiere grabar con ella, al escuchar eso ella toda cachonda le baja el pantalón acordando que grabara una porno con él, pero con la condición que le compre los utiles escolares. 
 
Y es que quien no podría contener las ganas de cogerse a la hermosa Jennifer Naranjo, es una expectacular milf de tetas grandes y culo perfecto, con un hambre enorme por comer cuanta verga se acerque a ella, la traviesa venezolana demuestra con la boquita lo agradecida que puede ser con todo hombre atlético que se acerque a ayudarla.
Wanda Maloo, una sensual abogada conocida por su sensualidad y carisma, estaba en su oficina revisando documentos mientras su mente divagaba en pensamientos más personales. Vestía una falda corta que dejaba ver sus largas piernas y tacones que resonaban con cada paso que daba en el elegante despacho. Aunque tenía una carrera exitosa, en ese momento deseaba algo más que logros profesionales; ansiaba el afecto de un hombre varonil que pudiera hacerla sentir deseada. Justo cuando esos pensamientos la envolvían, llegó su cliente, un chico rebelde con fama de meterse en problemas, que había acudido a ella para que lo ayudara con su caso. 
 
El joven, de aspecto rudo y mirada desafiante, no tardó en notar la belleza de Wanda. Mientras ella le explicaba los pormenores legales de su situación, sus ojos no podían evitar posarse en las piernas de la abogada, cruzadas con elegancia, lo que aumentaba la tensión entre ambos. Wanda, al darse cuenta de las miradas constantes, decidió dejarse llevar por su coquetería, disfrutando del poder que tenía sobre él. A medida que la conversación avanzaba, sus palabras se volvieron más suaves, y su lenguaje corporal más sugerente. Cada vez que el joven intentaba concentrarse en el caso, Wanda lo seducía sutilmente, sabiendo que él no podía resistirse. 
 
Finalmente, la tensión llegó a un punto innegable. Los roces y miradas intensas culminaron en un momento de pura atracción cuando Wanda se inclinó sobre su escritorio, acercándose más de lo necesario. Él, sin pensarlo dos veces, tomó la iniciativa, y sus labios se encontraron en un beso cargado de pasión reprimida. Los papeles del caso quedaron olvidados sobre la mesa mientras ambos se entregaban al deseo que había estado creciendo desde el momento en que él entró en la oficina. En ese instante, la abogada y su cliente cruzaron una línea que no estaba en ningún código legal.
Una joven universitaria peruana regresa de la universidad con su enamorado un venezolano de enorme miembro, ella le presenta a su madrastra una milf de grandes tetas, el enamorado de la chica se queda impactado con ver el tamaño de las grandes tetas de la madrastra y su enorme culo, él presenta un deseo insaciable por ver esas tetas rebotando, la enamorada celosa lo saca de ese transe en el que se encuentra y lo aleja de la hermosa milf.         
        
La pareja se dirigen a la habitación para hacer las tareas, entre tanto estudio y tareas, se empiezan a besar y terminan cogiendo de lo más rico,  la madrastra milf de enormes tetas, se acerca sigilosamente a la habitación y los encuentra en pleno sexo,  la madrastra no aguanta las ganas al ver como se la están follando a su hijastra y se comienza a masturbar, viéndolos. 
 
De forma inevitable, la milf no aguantó las ganas y termina entrando a la habitación, enseñándole a su hijastra cómo es que se hace un buen sexo oral, la universitaria lejos de molestarse acepta aprender, haciendo que la milf se una para realizar un rico trio follando a estos calientes jóvenes de 19 años.
En una navidad un padrastro promete a su hijastra comparle un nuevo celular, todo marcha con normalidad , la señora de la casa se dirige a la cocina por la cena, en ello llega el padrastro un moreno atlético que se siente atraido por su hijastra de 21, ya que empezo a verla desarrollarse y notar como sus atributos llegaron a crecer junto con ella. 
 
Aquel padrastro la engrie en cada momento y no hay capricho que ella desee que no fuese cumplido por el hombre mayor de 40, al ver eso ella tambien siento un deseo sexual con él y se lo demuestra cada vez que puede, usando pequeñas prendas reveladora, sobretodo cuando estan a solas y al momento que su madrastra se va a traer el pavo.       
         
La joven le empieza a dar un oral a su padrastro , este cae rendido ante tremenda mamada, cuando de pronto sale la señora de la cocina y los ve, es cuando ella empieza a reclamarle a la muchacha por la tremenda mamada que le estaba dando a su marido cual ella de manera celosa empieza a decirle que le enseñara en realidad como se deberia coger alguien a su marido, cual ambas empiezan a lamer la verga del marido, aquel padrastro no pudo tener mejor regalo de navidad.