La Fiesta

24,670 vistas· 02/01/24
INKA

⁣Vicky, una mujer de curvas sensuales y pechos generosos, se encontraba en una estación de autobuses, con una lata de refresco en la mano. Recién había salido de una fiesta que la había dejado agotada, y solo pensaba en llegar a casa, quitarse la ropa y caer en la cama. Distraídas por la música que aún resonaba en su mente llega un hombre alto y atlético, de piel morena, se acercó lentamente. Se presentó como Reynell, rompiendo el silencio con una sonrisa confiada y comentarios casuales. Al principio, Vicky se mantuvo seria, casi desinteresada, pero algo en la seguridad de Reynell la hizo bajar la guardia poco a poco.

Conforme la conversación avanzaba, Vicky se fue sintiendo más cómoda. Sus risas surgían de manera natural y Reynell no solo era atractivo, sino que su manera de hablar la envolvía, haciéndola olvidar por momentos que estaba en una estación esperando un autobús que parecía tardar eternamente. La chispa entre ambos era innegable, y cuando él le sugirió que continuaran la plática en su departamento, Vicky dudó solo un segundo antes de aceptar, guiada por una mezcla de curiosidad y deseo. Subieron juntos al coche de Reynell, mientras el aire entre ellos se volvía cada vez más cargado de una tensión sutil pero creciente.

Al llegar al departamento, Vicky se quitó los zapatos, sintiendo por fin el alivio que tanto había deseado, mientras Reynell, desde la cocina, le ofrecía una copa de agua. Entre miradas cómplices, ambos se fueron acercando hasta que ya no hubo más palabras. Reynell la tomó suavemente por la cintura, y sin mediar palabra, sus labios se encontraron en un beso profundo y apasionado. Ella en un acto de complicidad se puso de rodillas para darle besos en la erección, terminando en una buena mamada. Lo que había comenzado como una simple charla en una estación de bus culminó en una noche donde el deseo entre ambos se desató sin contención.

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